Hard Candy
Quizás lo pensara dos veces al descubrir que ese bonito cuento guardaba secretos escabrosos. Nació como una fábula extendida en el norte de la Francia Medieval para prevenir a las niñas de los peligros del bosque y del trato con desconocidos. Pero el tinte de leyenda que tiene provocó muchas versiones de la historia, siendo Charles Perrault el primero que la incluyó en un volumen de cuentos. Después, los hermanos Grimm versionaron el cuento de Perrault, quedando como la concebimos actualmente.
Caperucita Roja es un relato de terror. Hay varios pasajes que fueron "censurados", y no es para menos, se cuenta que el lobo manipulador invita a Caperucita a beber y comer carne y sangre de su abuela. En otro momento, cuando Caperucita sospecha de las intenciones del lobo, se supone que intenta irse con excusas bastante escatológicas (lo que todos hacemos en el servicio...).
Así que antes de que los hermanos Grimm firmaran un final feliz, la historia real de Caperucita acababa como el Rosario de la Aurora: el lobo mata a la abuela, Caperucita y el lobo se comen su cuerpo descuartizado, después Caperucita se va a aflojar el vientre, no sin antes meterse desnuda en la cama con el lobo pensando que era su abuela, y finalmente el lobo se zampa a la lolita del cuento. Coño, ¡el lobo era Hannibal Lecter!.
En fín, todo este rollo curioso para introducir mi reseña sobre "Hard Candy", la película del videoclipero David Slade que triunfó en el Festival de Sitges (mejor película, mejor guión y premio del público). El film da un juego intencionado con el cuento de Caperucita, tanto el cartel, como el punto de partida del argumento: la cándida protagonista y el embaucador "lobo" informático. ¿Acaso Caperucita Roja no es también un relato erótico?. Lobo seduce a niña, niña se deja seducir... ¿quién se comerá a quién?.
Sería interesante que Tim Burton o Guillermo del Toro llevaran al cine la historia real de Caperucita Roja, que la verdad salga a la luz y provoque un escándalo, como el código ese del que hablan cuatro gatos :P
Pues resulta que Hard Candy puede incluirse en ese género tan debilitado llamado "thriller psicológico" e inquietante, con dos actores sobre los que recae toda la responsabilidad de sostener la historia, una historia que a veces resulta surrealista, pero gracias a la excelente Ellen Page el resultado final fue para mi fue bastante satisfactorio. El ritmo no decae, te atrapa en la butaca y te entretiene que no es poco hoy en día, sobre todo si la trama se ubica casi en su totalidad en un mismo escenario, claustrofóbico. Tambien tiene la habilidad de posicionar al espectador de un lado a otro de la conciencia, sin poder definirnos claramente por una de las dos partes. Hasta aquí lo positivo.
Como aspectos negativos tenemos el-momento-spot-publicitario-de-coche, un MINI para ser más exactos, que me irritó considerablemente. También me sorprendió lo infinítamente tonto que es el protagonista en varios momentos (bueno, tan tonto no es, ahora me acuerdo de que infinítamente tonto es el psiquiatra de ese gran bodrio llamado Instinto básico 2), y la culpa la tiene un guión tramposo, porque Patrick Wilson está bastante bien, así que balones fuera. El discurso repetido hasta el cansancio, y malicioso, me sonó al sermón de las 5, otra vez culpa del guión. Y por último, ¿se supone que la película tenía una intención específica? ¿Tenía moralina como el cuento de Caperucita? Yo no la ví. Simplemente es una buena excusa para ver un interesante duelo interpretativo de caras desconocidas, con tensión, malos ratos y una buena bolsa de palomitas (una piruleta en mi caso).
¿Si la recomiendo?. Pues sí y no. A mi me gustó, a mi acompañante no. Así que juzgarla vosotros mismos.
->Lo mejor: interesante y efectiva propuesta.
->Lo peor: tiene bastantes lagunas de guión, ¿qué pinta Sandra Oh?.
Valoración final de la película: 7 sobre 10
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- Página oficial de Hard Candy.
- En "Hoy toca..." Un thriller que viene (Hard Candy).
Etiquetas: críticas, curiosidades, reflexiones